Heridas que no cierran (la herida emocional)

Hoy he recibido por email esta grandísima metáfora  acerca de la herida emocional. Esa que es tan importante en nuestro devenir y tan difícil de curar. esas heridas que no cierran nunca.

Creo que merece unos momentos de reflexión por nuestra parte…

«Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio. Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la madera de la parte trasera de la reja.

El primer día el niño había clavado 37 clavos en la reja. Durante las siguientes semanas, como había aprendido a controlar su rabia, la cantidad de clavos comenzó a desminuir diariamente.

Descubrió que eras más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la reja.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Se lo contó a su padre y este le sugirió que por cada día que se pudiera controlar sacara un clavo.

Los días transcurrieron y el niño finalmente le pudo contar a su padre que había sacado todos los clavos.

El padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la reja…

Fue entonces cuando le dijo:

“Has hecho bien, hijo mío, pero mira los agujeros en la reja. La reja nunca volverá a ser la misma.

Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta.

Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo.

Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí”

Espero que esta reflexión nos ayude a mimar la herida emocional. Tanto por aquellas que causamos por las que nos causan a nosotros. A diario sufrimos más la herida emocional que las física y sin embargo nuestro botiquín emocional anda un poco falto de tiritas.  Cada uno de nosotros somos distintos, manejamos diferentes inteligencias, lo que nos hace más o menos fuertes a determinadas situaciones. Un tema que también tratamos en estás páginas: La fascinante teoría de las inteligencias múltiples del profesor Howard Gardner . Te recomiendo que la leas.

¡A por lo que queda de semana!