La otra tarde, mientras me recuperaba en casa de una leve dolencia que me habÃa alejado de mis quehaceres diarios, recibà la llamada de uno de vosotros, un buen amigo que supo hacer algunas crÃticas constructivas sobre el blog.
Estas observaciones, las cuales valoro muy positivamente, fueron recibidas con mucha atención, pues su sinceridad y opinión es muy bien valorada por mÃ. Entre otras cosas, de las que tomé buena nota, me indicó que a él, cuándo se ponÃan ejemplos o nombres era cuando más le llegaba dentro el mensaje en cuestión que se querÃa trasmitir.
Creo que la historia que tenemos por delante sobrepasa en mucho la imaginación de muchos de nosotros, pero es realidad, palpable de que la palabra imposible hay gente que la ha desterrado de su territorio mental hace tiempo (¿recuerdas nuestro post “¡Nada es imposible!�) ¿Quizás por amor? Si, el amor todo lo puede.
Empecemos con la historia…
Dick y Rick Hoyt, estadounidenses de Massachusetts forman un equipo perfectamente acoplado de maratonianos, con mucha experiencia ya, cuya primera peculiaridad es que son padre e hijo. La segunda y definitiva que Rick no puede caminar ni hablar. Si has leÃdo bien, ni habla ni anda.
Juntos han hecho decenas de maratones – te recuerdo que son 42km entre pecho y espalda – , triatlones – 26,2millas a pie, 112 millas en bicicleta y 2,4 millas – a nado lo que ¡tampoco es para tanto ¡¿verdad?) e incluso llegaron a cruzar los Estados Unidos a pie , solamente 6.000 Km de nada ¡bufff!)…
¿Cómo lo han hecho? Pues mientras el padre corre, va empujando a su hijo en su silla de ruedas, cuando monta en bicicleta, Rick va sentado en la cabecera y cuando hay que nadar Rick va en una pequeña balsa tirada por su padre… ¿No te parece ya una muestra de amor increÃble? Una unión entre dos personas inquebrantable…
Rick el hijo nació con el cordón umbilical alrededor del cuello y corto el acceso de oxigeno al cerebro y a los padres no les dieron la más mÃnima esperanza de desarrollo mental, “será un vegetal†les dijeron…
Pese a todo, ellos tuvieron fe y decidieron darle a su hijo una vida lo más normal posible, tuvo hermanos y sus propios padres se dieron cuenta que el niño era inteligente y le enseñaron el alfabeto con el fin de que fuese a la escuela.
A todo esto tuvieron suerte de dar con un grupo de informáticos que vieron las pruebas de comprensión de Rick, e iniciaron la construcción de una computadora con un gran esfuerzo económico por parte de los padres – ¡¡¡ 5.000$ en los años 70!!! – que con movimientos leves de cabeza le permitÃan escribir sus pensamientos, comunicarse.
Las primeras palabras que escribió al recibir la computadora fueron de ánimo a su equipo de hockey, afición que ni sus propios progenitores sabÃan que tenÃa “Asà aprendimos que a Rick le gustaban los deportesâ€, cuenta Dick.
En 1977, después de dos años de estudios en la escuela pública, le dijo a su padre que querÃa participar en una carrera benéfica de 5 millas para un deportista local que se habÃa quedado paralÃtico en un accidente.
Dick, que no era un corredor de distancias, aceptó empujar a Rick en su silla de ruedas. Terminaron al lado del último, pero sintieron que habÃan logrado un triunfo.
Esa noche, Dick recuerda: “Rick nos dijo que no se habÃa sentido como un discapacitado mientras competÃaâ€.
Este descubrimiento de Rick se transformó en un nuevo horizonte abierto para él y su familia, y asà el “Equipo Hoyt†empezó a competir en más y más eventos.
Es difÃcil imaginar los problemas y rechazo que sufrieron al principio, pero poco a poco la gente empezó a darse cuenta que Rick era una persona como cualquier otra, con alegrÃas, sueños y sentido del humor.
Después de 4 años de maratones, el equipo Hoyt intentó su primera triatlón, por lo que Dick tuvo que aprender a nadar y volver a montarse en una bicicleta desde que tenÃa 6 años de edad. En 1985, quedaron penúltimos en su primer triatlón. “Ese fue mi maravilloso regalo de DÃa del Padre de Rickâ€, dice Dick.
Desde esos dÃas siguen compitiendo en Estados Unidos y por todo el mundo, siempre con ánimo de mejora, según Dick porqué:
“Rick es el que me inspira y motiva por la manera en que ama competir y los deportesâ€.
Rick contesta diciendo:
“Mi padre es mi modelo a seguir. Una vez que se decide a hacer algo, hace lo posible por lograrlo, no importa que seaâ€.
Otros logros de Dick, además de los deportivos, incluyen su ingreso a la Universidad de Boston, de donde se graduó en 1993 con un grado en educación especial. A eso le siguió, unas semanas después, el ingreso a otra maratón en Boston. “El dÃa de la maratón de Boston, en el camino habÃa gente con letreros que decÃan: Felicidades por tu graduación!!!â€
Juntos, los Hoyt no solo compiten en maratones, sino que también acuden a tours de charlas motivacionales, difundiendo su inspiración a todo tipo de audiencias en todo Estados Unidos.
¿Qué te ha parecido? Desde luego indiferente no creo que te haya dejado, a mi desde luego me parece una de las mayores demostraciones de amor que he visto en mi vida… de dedicación, de tesón, de esfuerzo…
Poca gente estarÃa capacitada para realizar esas duras competiciones deportivas, pero Dick el padre pudo… y encima con su hijo, tirando de él, por amor a él… fue su gran motivación, quiso hacer feliz a su hijo, hacerle la vida lo más normal posible, e hizo todo lo que tuvo en su mano para hacerlo. A eso lo llamo yo Éxito.
Espero que lo que has leÃdo, y el video que tienes a continuación, te de la fuerza necesaria para hacer lo que te propongas ¡Puedes con todo!
Una historia de vida bellÃsima e impresionante!
Has logrado que lágrimas de mi, salgan, más que por lo logrado, por el Amor que ese padre tiene por su hijo.
La tenacidad, el esfuerzo, la constancia han sido básicas pero el Amor marca, sin lugar a dudas, fundamental.
Gracias por compartir!
Felicitaciones por hacer de este un mundo mejor!
Me encanta que el video te haya hecho sentir, sentirte viva y emocional, Leonor… ¡Es parte de la vida!
Todo lo que se oferta en la realidad, es para que conozcas el amor!
Estoy sin palabras!!!! Que capacidad de amar! lo primero que he pensado es si yo estoy haciendo lo mismo con mis hijos -salvando las distancias cósmicas y heróicas – esto es: ¿los estoy "empujando" hacia su felicidad? ¿con ese grado de renuncia?, ¿sin exigencias?.
La verdad es que da mucho que pensar, gracias por compartirlo.