“Siempre que escuchamos una opinión y la creemos, llegamos a un acuerdo que pasa a formar parte de nuestro sistema de creencias”

Con nuestros seres queridos debemos ser especialmente cuidadosos, pues unas palabras severas, o unas opiniones poco cuidadosas pueden marcar a nuestros familiares por el resto de sus días, y si son niños mucho más. Pensemos en la huella emocional que deja sobre un hijo cada desborde verbal de sus padres. (Lo siento hijo mío…)

Al contrario, sí es a nosotros al los que nos dinamitan con palabras que se nos clavan como puñales, debemos relativizarlas y perdonar a los emisores de estas, pues no son conscientes de su potencial, ni del daño que hacen.

Hemos de pensar que por ejemplo si estamos con alguién que valora nuestra opinión, unas palabras poco adecuadas sobre un tercero, pueden condicionar su pensamiento. Nuestra experiencia no tiene por que ser la suya.

La manera en que ves el mundo depende de las emociones que sientes. Cuando estás enfadado, todo lo que te rodea está mal, nada está bien. Le echas la culpa a todo, incluso al tiempo; llueva o haga sol, nada te complacerá.

Miguel Ruiz

La autocrítica: debemos ser muy cuidadosos con nuestras palabras.

En este foro, creo que todos tenemos ya claro que nuestro peor enemigo lo tenemos muy cerquita, es decir, somos nosotros mismos. Nuestro diálogo interno.

El dialogo interior destructivo está tan acomodado en nuestra vida, que no nos damos cuenta siquiera del terrorífico daño que nos está inflingiendo. Entra en nuestro subconsciente como Pedro por su casa, y está muy cómodo ahí. Inmensamente cómodo. ¿Cuántas veces nos hemos hecho a nosotros mismos duros comentarios despreciativos ?

 El tremendo poder de la palabra lo usamos, sobre todo y sin ningún asomo de compasión, contra nosotros mismos. Debemos dejar de hacernos daño y ejercer la compasión con quién lo necesita mucho: nosotros.

Dice Miguel Ruiz en los cuatro acuerdos: “Nadie, en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo. El límite del maltrato que toleras de otra persona es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien llega a maltratarte un poco más, lo más probable es que te alejes de esa persona. Sin embargo, si alguien te maltrata un poco menos de lo que sueles maltratarte tú, seguramente continuarás con esa relación y la tolerarás siempre.”

Estamos tan acostumbrados a este diálogo interior negativo y destructivo que ni siquiera somos capaces de escucharlo con detenimiento, a nivel consciente.

El diálogo interior negativo es un compañero de viaje del que debemos deshacernos de él a la menor oportunidad. Sin miramientos, nuestra felicidad está en juego.

Debemos decirnos a nosotros mismos lo maravillosos que somos. Lo mucho que nos amamos. Y esto todos los días, de esta forma y aplicando el primer acuerdo podremos cambiar nuestra vida.

Toda la magia que posees se basa en tus palabras. Son pura magia y si las utilizas mal, se convertirán en magia negra.

Los cuatro acuerdos. Miguel Ruiz.