Quizás no hayas oído hablar del científico Richard Wiseman, pero te podría decir que es de todos menos un estudioso convencional, ya que por ejemplo, antes de doctorarse en psicología por la Universidad de Edimburgo, fue mago, lo que da muestras de su versatilidad.
Entre sus estudios tiene uno dedicado a la dinámica de la fortuna y su fuerza para transformar nuestras vidas, u otro como afecta la importancia del apellido en decisiones como la profesión o lugar en el que deseamos vivir… temas estos , que estarás conmigo podemos calificar de al menos… ¿diferentes?
Detrás de este científico se esconde un estudioso del éxito, que recomienda entre otras cosas para revertir una mala racha, fomentar el pensamiento optimista, llevar un estilo de vida que favorezca que sucedan cosas positivas, flexibilidad ante la vida, mantenerse atento a las oportunidades que se nos acercan, no repetir el sitio de vacaciones, aprender técnicas de relajación, combatir los sentimientos negativos, fomentar las relaciones con tus amigos y ampliarlas, y mostrar una buena imagen junto con un lenguaje no verbal cautivador…
El tema concreto por el que hoy quería hablar de él, es que efectuó un estudio sobre la consecución de metas sobre una nuestra 5000 voluntarios, descubriendo que apenas el 10% de estos las conseguía. ¡Buf! No parece mucho ¿verdad?
Llegado a este punto le interesó saber que era lo que diferenciaba al triunfador, del resto, y estas son sus 5 conclusiones que se repetían en un alto porcentaje entre los triunfadores:
- Dividen las metas en etapas, claramente temporalizadas y especificadas. De esta forma consiguen reducir el miedo a los grandes proyectos, a los cambios vitales
- Cada etapa alcanzada se recompensa con un pequeño premio ¡hay que disfrutar del camino!
- Cuentan sus planes a familiares y amigos, de esta formas se comprometen mucho más al haberlo dicho en público.
- Recuerdan regularmente los beneficios que obtendrán si alcanzan el objetivo, de una manera realista y motivadora.
- Plasman las propuestas de forma concreta, en un diario, con dibujos y gráficos. Las tienen siempre a mano, para visualizarlas y vivirlas.
Podríamos decir que ya tenemos el mapa del tesoro, sabemos lo que hay que hacer, con datos basados en la experiencia, ahorrándonos el tiempo invertidos por estos para conseguir el triunfo… ¡qué más podemos pedir! Cojamos la pala y el pico y ¡a cavar! ¡Que sabemos dónde está el tesoro!
Debemos trabajar nuestra suerte, no es cuestión de azar, el camino hacia el éxito es complicado, pero tenemos herramientas que nos pueden ayudar, ya que nadie nace con suerte, sino que se la va creando poco a poco , con tesón y perseverancia… cavando y cavando … ¿quién dijo que fuera fácil?