Para empezar permiteme que te recuerde que uno de los aspectos de nuestra mente que mas define nuestro devenir por la misma es nuestra fragilidad emocional.
Muchas personas confunden sensibilidad emocional con la fragilidad, con la debilidad emocional. Ser sensible en este aspecto es una gran cualidad que hace que los seres humanos que la poseen tengan una mayor gama de sensaciones vitales. Estas le permiten interactuar con el universo de una manera mucho más plena, más profunda. Es vivir con mayor grado de intensidad.
Al contrario de lo que puede parecer ser sensible no es ser frágil emocionalmente. La fragilidad emocional puede ser un síntoma de otros trastornos como ansiedad o depresión. Cada uno de nosotros tenemos distintas inteligencias que nos hacen más o menos fuertes en determinados campos. Esto también afecta a nuestras emociones.
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La fragilidad emocional se caracteriza por una incapacidad para manejar emociones intensas. Para gestionar la montaña de subidas y bajadas de animo. Y para poder controlar las lagrimas en forma de llanto en muchas ocasiones de nuestra vida. Es la incapacidad Para guiar tu nave vital.
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Otros síntomas de la fragilidad emocional:
Podemos decir que algunos de estos síntomas están también interrelacionados con la depresión y la ansiedad.
- Inquietud
- Desasosiego, desazón, agobio
- Vivencias de amenaza
- Experiencia de lucha o huida
- Temores difusos
- Inseguridad
- Amplia gama de sentimientos timéricos (miedos diversos)
- Sensación de vacío interior
- Presentimiento de la nada
- Temor a perder el control
- Temor a agredir
- Disolución y/o rotura del yo
- Disminución de la atención
- Melancolía, aflicción
- Pérdida de energía
- Sospechas e incertidumbres negativas vagas
Para salir de la espiral que la fragilidad emocional deja en nosotros, el primer paso es la aceptación de lo que nos está ocurriendo, aceptar que somos frágiles emocionalmente. Por consiguiente, el segundo es permitir que nuestro entorno lo reciba.
Nuestro consejo: acudir cuanto antes a un especialista, tu salud emocional es al menos tan importante como tu salud física.
Pilar Jericó nos dice:
Cuando nos inmunizamos para no sentir emociones negativas, también nos inmunizamos para sentir las positivas. Por ello, y aunque nos cueste, el camino para aceptarnos pasa por abrazar también nuestros miedos o la vergüenza de que los otros vean algo de nosotros mismos que rechazamos.
Me gustaría que leyeses un cuento acerca de ti:
Aquella elegante mujer quedó maravillada al examinar una preciosa y fina taza de porcelana que encontró en una curiosa tienda de antigüedades.
– Nunca había disfrutado de algo tan exquisito – exclamó la dama – este objeto es una verdadera y maravillosa obra de arte – exclamó.
– No sabes todo lo que he pasado –, le dijo la taza ante su sorpresa –. Hubo un momento en que yo sencillamente era un pedazo de barro. Mi maestro me cogió del frio suelo con una pala, me puso en un torno de alfarería y me dio vueltas y más vueltas, mientras con sus manos me daba forma. Yo desesperada, gritaba que por favor parara, y el repetía:
– No todavía…
– Luego me introdujo en un horno. Jamás en mi vida sufrí tantísimo calor. Grité y quise escapar cuanto antes de ahí, pero el maestro seguía repitiendo:
– No todavía…
– Por fin abrió la puerta de aquel viejo horno y me sacó de allí para refrescarme un poco. Cuando pensé que todo había finalizado, tomó con un ágil y rápido movimiento varias brochas y pinceles, y empezó a pintarme con extremada pasión. Los fuertes olores de la pintura no me dejaban respirar, me asfixiaba. Cuando empecé a quejarme el maestro sólo dijo:
– No todavía…
– Cuando creía que mi calvario había llegado a su final, me introdujo de nuevo en el horno, ahora mucho más caliente que antes. Supliqué, lloré,pataleé, me quejé…pero las únicas palabras que salieron de su boca, fueron:
– No todavía…
– Cuando creí que ya no existía la más mínima esperanza de acabar con esas torturas, el maestro me sacó con infinito cuidado del horno y me situó frente a un espejo.
¡No es posible! – exclamé al ver mi reflejo en el espejo – es imposible que esa sea yo. ¡Es una taza muy bella! ¡Soy una obra de arte!
Y el maestro me contestó en ese momento:
– “Recuerda esto: sé que te dolió cuando te extraje del suelo con una pala, que te mareaste en el torno, que te abrasaste de calor en el horno, que te asfixiabas con el fuerte olor a pintura y que casi te achicharraste la segunda vez que te metí en el horno.
No obstante si no hubieras vivido todo eso, todavía no serías más que un simple trozo de barro. Ahora, sin embargo, eres una bellísima taza de porcelana”.
Autor desconocido (Si sabes su autoría… ¡Echanos una mano!)
Para finalizar
Todos y cada uno de nosotros, y esto te incluye a ti también somos una pieza única de bella porcelana, una obra de arte numerada y exclusiva… pero delicada. Hay un paso de la sensibilidad a la fragilidad que no debemos permitirnos dar nunca.
Dejemos de ver simplemente nuestro primitivo barro y admiremos lo que somos. También recordemos los hornos vitales que han conformado nuestra personalidad, los maestros que nos han dado forma y demos gracias al Universo, a Dios o a quién tu desees, por el inmenso tesoro que guardamos en nuestro interior.
De hecho recuerda siempre que tu eres capaz de seguir dando la forma que quieras a esa taza, la tuya.
Eres capaz de dejar atrás la fragilidad emocional. Modela tu barro.
¡Disfruta de un gran día!
Agradecida por la vida que me trajo hasta aquí, he vivido subidas y bajadas pero siempre tengo la fe puesta en el destino, en mi camino que es perfecto tal como es.
AGRADECIDA….INMENSAMENTE Y MI CORAZÓN ESTA AQUI…GRACIAS POR EXISTIR.LOS QUIERO….HERMOSO DÍA PARA TODOS….NUEVAMENTE GRACIAS.
¡Gracias por tus palabras y sentimientos, Lourdes! ¡Un fuerte abrazo!