Cansados de vivir vidas que no les satisfacían, ni cortos ni perezosos, cortaron por la sano y se liaron la manta a la cabeza dispuestos a vivir sus sueños. Según contaban no esperaban que todo fuese a ser un camino de rosas pero que sin duda cualquier precio que hubieran de pagar les merecía la pena.
No había mas que mirarles a los ojos y darse cuenta de que así es.
¿Cuántos de nosotros nos arrastramos por el asfalto gastado y repleto de coches, humos y mala leche de nuestras ciudades, camino de una vida que nos importa más bien un carajo?¿Cuántos de nosotros somos expertos en mil y una excusas que justifican ese vivir arrastrado, triste ,rutinario y conformista?
¿Te has preguntado alguna vez-seguro que sí, y no me mientas- como te gustaría en verdad pasar los días de tu vida?
Viendo el programa sentí una sana envidia de cada uno de ellos y admiré un valor que se que sólo puede ser coronado con el éxito. El mero hecho de dar el paso de ir tras tu sueño dorado es un ya gran éxito.
Mira, según dicen las malas lenguas, tenemos tan sólo una vida que vivir y que se pasa volando. Pues te diré a mis 43 años que puedo garantizarte que la velocidad a la que pasa es brutal. Yo no se tú, pero yo voy a pelear por mis sueños, a pesar del que dirán, de los riesgos, de la incertidumbre, del miedo, las dudas y las dificultades del camino.
Según cuenta un libro de Paulo Coelho una vez un turista americano fue a El Cairo para visitar al famoso rabino polaco Hafez Ayim. El turista se quedó sorprendido al ver que el rabino vivía en un cuarto sencillo, lleno de libros y en el cual los únicos muebles eran una mesa y un banco.
-Rabí, ¿dónde están los muebles? –preguntó el turista.
-¿Y dónde están los suyos? –le respondió Hafez.
-¿Los míos? ¡Pero si yo estoy aquí de paso!-apuntó el turista
-Yo también –dijo el rabino.
Se trata de nuestro famoso propósito de vida del que no me cansaré de hablar cuantas veces sean necesarias en este blog y allí en donde me tengan a bien querer escuchar.
A lo largo de los años nos vamos cargando a los hombros como mulas de carga de cosas, deudas, pensamientos, creencias, hechos y recuerdos cuyo único fin parece ser el de impedirnos vivir la vida que queremos y retenernos presos de nosotros mismos. Hace falta valor, sin duda, y dar un manotazo encima de la mesa para decir: ¡Hasta aquí hemos llegado! Hacer borrón y cuenta nueva y disponernos a vivir nuestra verdadera vida.
¡Le pese a quien le pese!
Me hizo especial gracia un comentario de uno de los protagonistas del programa al que le preguntaron si no hubiera preferido mejor hacer sus aventuras por el mundo entero acompañado. A lo que respondió: «Mira, si esperas a encontrar a alguien con quien hacer las cosas te arriesgas a no hacerlas nunca». ¡Chapó!
No tiene porque tratarse de cruzar el atlántico en piragua y sin remo, o recorrer el mundo a la pata coja-y siempre con la misma pata-, o bajar los rápidos del gran cañón en un neumático de seiscientos desinflao, ni atravesar el Sahara en pelotas sin gorra ni crema solar…Se trata de hacer con tu vida aquello que en verdad te apetece.-Oye que si es algunas de las cosas dichas antes…adelante. Tú mismo-. En fin se trata de hacer esa cosita que llevas adentro y que te haría sentirte vivo, pleno, libre y feliz.
Lo dicho. ¡Dale caña que es de goma!…
¿Nos vemos allí?
Cruzar el Sahara en pelota picada…. ¡Dios!¡Qué pasada!Sería todo un éxito…