Hoy pretendo hacer una pequeña mención, un reconocimiento, no una crónica deportiva, aunque lo pueda parecer.
Quizás que el deporte te resbale, pero estarás de acuerdo que de esta disciplina se pueden extraer enseñanzas aplicables a nuestro crecimiento personal y este es el motivo de mis múltiples referencias a los logros deportivos.
Creo que prácticamente todos los que pasamos por aquí, conocemos al personaje del que os quiero hablar, si el de la foto.
A sus 47 años, Carlos Sainz se ha convertido en el primer español en ganar el Dakar, el raid más duro del planeta. Si, creo que todos nos quedamos con aquella mítica frase que dijo entre gritos y desesperanza su entonces fiel escudero Luis Moya «¡Trata de arráncalo, Carlos por Dios!» cuando perdió el mundial de rallies de 1998 porque se le paro el coche 500 metros de la meta.
Aquello le granjeo la fama de «cenizo», algo injusto para alguien con un palmares envidiable, con 2 títulos mundiales, 4 subcampeonatos, o el de piloto que más podios ha conseguido en la historia de los rallies entre otros.
Pues bien, en mi opinión este personaje es el mismísimo triunfo de la perseverancia, dado que 18 años después de su último titulo mundial, y a una edad en la que otros estamos para sopitas y buen vino, el se ha convertido de nuevo en ganador y después de otras intentonas – era su cuarta participación y en la tercera estuvo a punto de matarse en un accidente – se llevó el gato al agua.
Para mi esto es una autentica lección de coraje, motivación y lucha. ¿Recuerdas el post de este blog, titulado reinventarse o ¡morir!? Bueno pues el Sr. Sainz es la segunda vez que se reinventa. La primera fue tras ganar el campeonato de España de Squash en 1979 , decidió probar suerte con un volante, y no se le dió del todo mal ¿verdad? y la segunda al pasar de los rallies, al Dakar carrera completamente diferente a lo que estaba acostumbrado.
¿Y recuerdas otra entrada más reciente, nunca es demasiado tarde ? Pues toma nota, 47 castañas y dando guerra. Apliquémonos el cuento (yo el primero).
Podríamos aplicarle muchas de las entradas de este blog a este titán del volante pero no te quiero aburrir, solo era una mención, dije al principio.
Volvió a la carretera, jugándose su prestigio, porque le apasiona lo que hace, porque le apasionan los retos y porque busca en triunfo con determinación, no le vale ser segundo.
Y te digo una cosa, estoy convencido que por su cabeza ya ronda un nuevo objetivo ¿no crees?