Las 3 preguntas del millón

Las 3 preguntas
Llevo toda la vida preguntándome tres cosas:

  1.  ¿Que soy yo? ¿Qué pinto yo aquí? ¿Por qué unos son tan felices y otros tan desgraciados?

Mi respuesta a la primera pregunta me la reservo para mí.

A la segunda: “Ser feliz, aprender lo más posible, compartir lo que soy, pasarlo bien y disfrutar del viaje”.

Y a la tercera, por 4 cosas principalmente:

  1. Porque lo han decidido así a pesar de las circunstancias.
  2. Porque saben que la felicidad está en el ser y el compartir y no en el tener
  3. Porque saben que ellos conforman su realidad y no al revés
  4. Porque no se preocupan de los resultados

Aquí lo que importa es responder a la tercera pregunta. ¿Verdad? ¡Sin duda!

En cuanto «a decidir ser felices«.

Bueno, pues tras darle mucho al coco- léase cabeza-, mucha observación -23 años no son pocos-, estudiar el tema, leer cientos de libros-y me quedo corto- y hablar con la gente-cientos también-he llegado a la conclusión, que no son las circunstancias las que hacen o no feliz a la gente, sino lo que la gente hace con esas circunstancias. Es decir lo que deciden hacer con esas circunstancias. Y volvemos a lo de siempre, lo que se dicen a si mismos que van a hacer y lo que hacen finalmente, claro.

Ante circunstancias idénticas unos deciden sacarle provecho y otros echarse a llorar.

¿Y porque esto es así? Tu dirás: “que bueno, que es que fulanito es así de positivo con todo desde que nació”. Mira, tendrás razón en algunos casos. Si es verdad, que hay gente que desde pequeño, pase lo que pase le pega la vuelta y lo vuelve a su favor. Parece como si hubiera nacido así, sin más. Sin mérito alguno. Vale, es verdad, algunos son así. ¿Por qué? Es un misterio, aunque yo tengo mi propia teoría. Pero no viene al caso.

Pero yo te digo que otros muchos, la mayoría, después de mil bofetadas han tomado perspectiva y ya hartos de tanta vaina han decido decidir que en vez de llorar van a hacer algo al respecto. Y lo hacen. Si ellos lo han hecho, tú también puedes.

En cuanto a que «la felicidad está en el ser y el compartir».

He llegado a la conclusión que no se trata de tener o conseguir más o menos cosas, si no de darse cuenta que la felicidad no es el tener sino el ser y el compartir. Acumular cosas, aunque sean Ferraris y mansiones en Malibú, no creo que a nadie le haga feliz, -supongo que tampoco desgraciados-, aunque lo aparenten, y no digo que te haga infeliz pero no basta con eso.

Se trata de sentirte bien contigo mismo y a gusto en tu piel. Y esto en mi opinión poco tiene que ver con cosas materiales, las tengas o no las tengas. Si no con aquello que somos, en lo que nos vamos convirtiendo y aquello que hacemos.

El otro día fui a encordar una raqueta al decathlón y a la salida había un inmigrante pidiendo con cara de hambre y de buena gente. La satisfacción que me hizo aunque sea una minucia poder darle algo y ayudarle a pasar ese día mejor, no tiene precio. Os lo recomiendo a los que no lo hayáis hecho aún. Es muy satisfactorio. ¡Y no quisiera ser frívolo con esto!

Ahí afuera hay gente que necesita mucho de ti y no solo un pedazo de pan. Cuando empiezas a pensar más en los demás algo cambia adentro de nosotros y vemos la vida diferente y mejor. Se ve desde una nueva perspectiva. Te sientes útil de verdad y encuentras el sentido de las cosas. Y podemos hacer mucho más de lo que hacemos.

En cuanto a «que yo conformo mi realidad y no al revés«. Muchas personas ya se han dado cuenta que pensando felicidad, sintiendo felicidad y haciendo felicidad atraen más de lo mismo, o sea felicidad. Se dan cuentan que si esperan desgracias, eso es lo que les llega y que si esperan alegrías, eso es lo que les llega. Así que visto el panorama el tema esta claro. ¿No crees?

No se bien como funciona pero se que es así, sobre todo si tu crees que es así. Todo apunta a que nos pasan las cosas que creemos que nos van a pasar. Mira, yo no se como es posible que pueda ver por la tele, desde el sofá de casa, lo que ocurre en china en tiempo real pero yo le doy al botón y lo veo. No me preocupo de mucho más, pero se que funciona, lo aprovecho y me beneficio de ello.

En cuanto a «no preocuparse de los resultados». Esto es una cuestión práctica y de salud mental. Aquellos que son felices creen y saben que pasará siempre lo mejor para ellos. Confían en que será así.

De manera que mientras van tras su sueño no se preocupan del resultado final. La tortuosa práctica de la preocupación no trae ningún beneficio, aparte de la consabida ansiedad, dudas, miedos, estreses, úlceras, migrañas y demás estorbos.

De forma que hacen lo que tienen que hacer y cuando uno hace lo que tiene que hacer el resultado es el que tiene que ser. Obviamente si no lo es, hacen dos cosas, o aceptan sonrientes lo que se encuentran porque les satisface o siguen haciendo más cosas que de las que hay que hacer hasta alcanzar lo que quieren.

Pues dicho queda.

Feliz día.

No son las circunstancias las que hacen o no feliz a la gente, sino lo que se hace con ellas - ¡Compártelo!       

Enrique Miralda

Tipo muy normal con la obsesión muy obsesiva de estar en paz. De Madrid de toda la vida. Ya con años, pero con alma de chaval. Trabajo en esa cosa rara llamada internet, intentando ayudar a mis clientes a optimizar su negocio en la red.

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1 comentario en «Las 3 preguntas del millón»

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