¿Sabes qué en nuestro transitar por la vida todavía no hemos aprendido a comprender? ¿Cómo? ¿Qué es comprender?
Si te parece, te lo explico con una corta pero bonita historia.
«Una preciosa niña, se encontraba sentada sujetando entre sus manos dos manzanas rojas. Al verlas, su madre se le acercó y le pidió con una sonrisa si le daba una de ellas.
La niña mordió rápidamente las dos piezas de fruta, ante la decepcionada mirada de la madre, que intentaba entender algo, pero ante su sorpresa la niña, pasándole una de las manzanas, exclamó con todo su amor:
– Toma mami, ¡está es la más dulce de las dos!«
No importa lo que creamos saber, por muchos años y experiencia que tengamos, no somos capaces de comprender, ni no somos capaces de leer la mente. Siempre hay que dar una oportunidad al que tenemos enfrente, olvidemos los juicios ¿Para qué sirven? ¿Para sacar conclusiones que en muchísimos casos son fruto de la imaginación?
Se trata de entender desde el alma, de dar una oportunidad a la bondad humana. Consiste en comprender. Apartando las creencias y valores.
Comprender implica, entre otras cosas, no adelantarse a la jugada.
Por ejemplo, si la madre hubiese dado por comprendida la situación justo después de ver a su hija mordisquear las dos manzanas, el resultado de esta bonita historia habría sido otro completamente distinto ¿Verdad?
No conviene tomar decisiones sin dar tiempo a que la vida siga su curso, sin comprender la situación en su totalidad. Tenemos que tener la habilidad de controlar los tiempos del momento y no permitir que nuestra mente corra de una forma desatada. En la calma está la llave maestra para comprender.
¿Qué implica comprender cualquier situación en la vida?
- Mirar con ojos imparciales, dando una oportunidad al que tenemos enfrente.
- Escuchar con todos los poros de nuestra piel.
- Tener paciencia para dejar que el momento transcurra.
- Llegar hasta el final de la «película».
- Ver desde fuera el desenlace desde fuera. Cambiar de posición perceptiva. Ponernos en su piel. Y por supuesto Calzarnos sus zapatos.
- Además debemos respondernos al por qué sucede así y no de otra forma.
Recuerda esta historia la próxima vez que el comportamiento de otro te desconcierte.
¡Qué tengas un día maravilloso!
