Una de las cosas que más nos pueden frenar y desmotivar es pensar que para conseguir nuestro sueño tenemos un gran recorrido por delante y muchas cosas que hacer para lograrlo.
En psicología creo que lo llaman “el método de los departamentos estanco” a la técnica de dividir las acciones a desarrollar de un proyecto de cualquier tipo en pequeños paquetes separados fácilmente manejables, que vistos de manera independiente se nos antojan factibles de realizar en contraposición a si los viésemos todos juntos en un sólo paquete y de golpe, de manera que nos asustaría la envergadura de cosas que tendríamos que hacer y podría desmotivarnos.
Es el mismo concepto del que ya te hablé de la mujer china que se propuso recorrer andando todo su país. Y la misma idea del método de la escalera.
Es también lo mismo de como funciona una empresa. Son muchas las cosas que hay que hacer pero se hacen por departamentos. Estableciendo pequeños hitos u objetivos que nos conducen de manera fácil y asequible al objetivo final.
Imagínate la construcción del puente de San Francisco o cualquier obra de ingeniería, sólo pensar en la cantidad de cosas que tienen que suceder hasta que se termine podría desmotivarnos y abrumarnos, por eso dividimos el proyecto en acciones y plazos.
La vida esta dividida en departamentos estancos cuyas unidades son los días, y los días los dividimos en horas. Hay va un ejemplo tonto: Si alguien nos dijese que tenemos que hacer un millón de flexiones en el suelo, así a bote pronto, nos parecería una barbaridad, nos asustaríamos y pensaríamos que es imposible pero si podemos dividirlas en días, de manera que sólo hiciésemos 100 de ellas al día en paquetes de 10 a la hora veríamos que podemos con ello.
A eso me refiero. Es lo mismo que se utiliza en ciertas terapias para dejar de fumar. No es lo mismo decirse. No volveré a fumar nunca más. Que decirse “sólo por hoy no fumaré ni un cigarro”. De alguna manera nuestra mente se relaja pensando “que vale, que sólo será por hoy y mañana será otro día”. Pero mañana nos levantaremos y como el ayer no existe, nos volveremos a levantar y nos diremos de nuevo: “Sólo por hoy no fumaré ni un cigarro”.
En relación a todo esto hay un bonito e inspirador decálogo de Juan XXIII. Ahí te lo pongo:
«Sólo por hoy trataré de pasar el día, sin esperar resolver el problema de toda mi vida en un momento. Sólo durante 12 horas puedo proponerme hacer algo que me espantaría, si creyera tener que seguir haciéndolo durante toda la vida.
Sólo por hoy seré feliz. Como dijo Abraham Lincoln: «Casi todo el mundo es tan feliz como se propone», y hoy la pondré en práctica.
Sólo por hoy me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo con mis deseos. Tomaré la «suerte» como venga y me acoplaré a ella.
Sólo por hoy trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo útil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento y concentración.
Sólo por hoy ejercitaré mi alma en tres formas: Le haré un bien a alguien sin esperar recompensa y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara, esto ya no contará. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, sólo como un ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han sido heridos; puedo estarlo, pero hoy no lo demostraré.
Sólo por hoy tendré un programa a seguir. Quizá no lo siga con exactitud, pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la Prisa y la Indecisión.
Sólo por hoy seré agradable. Me mostraré lo mejor que pueda, vestiré apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortésmente, no haré crítica alguna, no le encontraré faltas a nada, y trataré de no superar ni dirigir a nadie más que a mí mismo.
Sólo por hoy me tomaré media hora de calma para mí mismo, y estaré sin tensión. En algún momento, durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de mi vida.
Sólo por hoy no tendré miedo. Trataré especialmente de no sentir miedo a disfrutar de lo que es bello, y creer que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que le dé.
Y permíteme que yo añada de mi propia cosecha- que si no, no me quedo a gusto-:
Sólo por hoy me esforzaré para cumplir los objetivos del día.
Sólo por hoy evitaré distraer mi atención de banalidades, excusas y pérdidas de tiempo, pero no por ello no tendré mi rincón para distraerme y descansar.
Sólo por hoy planificaré mi día de manera que sea lo más provechoso posible pero sin agobios ni ansiedades.
Sólo por hoy me mostraré confiado de mis fuerzas y seguro de mi éxito, pero no por ello dejaré de esforzarme ni caeré en la engañosa prepotencia.
Sólo por hoy me mantendré concentrado al máximo en mi propósito, pero no por esto me perderé las cosas buenas que me pasen por delante durante el día. Ni dejaré de prestar atención a las personas de mi entorno. Tratándolas con cariño y aprecio.
Sólo por hoy mantendré mi entusiasmo en lo más alto, sin desfallecer.
Sólo por hoy no me daré por vencido, y lo volveré a intentar una y otra vez, pero no por esto me bloquearé ni me dejaré arrastrar por la frustración y la desesperación.
Sólo por hoy me trataré como a mi mejor amigo al que animaré sin descanso.
Sólo por hoy me despreocuparé del mañana y me centraré Sólo en el momento presente, en el que estoy.
Sólo por hoy me olvidaré de todos mis problemas y temores.
Sólo por hoy veré tan sólo las cosas buenas y las malas las ignoraré por completo.
Sólo por hoy creeré que puedo. Sólo por hoy sabré que puedo. Sólo por hoy lo haré y mañana…ya veré.»
Te animo a elaborar tu propio «Solo por hoy», es un ejercicio de lo más reconfortante.
Con cariño…
Gracias Enrique, por el artículo y sobre todo por dedicar tu tiempo y esfuerzo a construir un universo mejor.