La mente es un misterio. Los antiguos la reverenciaban y nosotros la menospreciamos. Pero según los últimos descubrimientos de la ciencia, parece que es todo poderosa. Lo que si parece cierto, es que en este mundo ilusorio, la única que tiene poder de hacer algo es ella, nuestra querida, maltratada y olvidada mente.
¿Y que es eso que llamamos mente? ¡Buena pregunta!.
La mente es eso que nadie sabe que es, -incluido yo, obvio- pero que si sabemos que es lo único que somos. Parece paradójico, ¿verdad?. Nadie a tocado una mente. Un cerebro sí, pero una mente nadie la tocó ni ojo humano vió. ¿Curioso, verdad? Se ha escrito mucho sobre ella, y aunque se sabe más bien poco tirando a nada, se cree saber lo suficiente sobre como usarla y que hacer con ella para nuestro beneficio.
El caso es que si ya era complicado ahora resulta que parece ser que no tenemos una mente sino dos ¡Ahí va! .
Una es la mente inconsciente y para no extenderme demasiado es la encargada de que en este preciso instante que estás leyendo esto, y sin ser consciente de ello estés también respirando. No sabes como es posible y no le prestas atención ninguna, ni sabes como puedes hacerlo pero estas respirando, lo estas haciendo. -Bueno, eso espero!-.
Pues de estas cositas «sin importancia» se encarga la mente inconsciente. Algunos estudiosos se aventuran a decir que esta parte de la mente «no sabe, no contesta»-vamos que es algo tontorrona- y se limita a hacer de manera automática lo que se le diga que haga y punto. Es decir es como un ordenador al que se le meten programas y ella ejecuta. Eso si un ordenador supermegapotente.
La otra es la mente consciente, es decir, el programador que mete los proramas. La que se da cuenta de las cosas que suceden. La que observa, piensa, reflexiona, analiza y lo que es más importante decide. La paradoja de la mente consciente es que su funcionamiento puede ser consciente o inconsciente.
Me explico. Cuando recibes un estimulo exterior, de repente experimentas un sentimiento -ojo, ese sentimiento es el producto de un pensamiento o de lo que es lo mismo de la interpretación que hemos hecho de manera incosciente o consciente del estimulo en cuestión- que genera una emoción y que da como resultado una respuesta al estimulo inicial. ¿Estamos de acuerdo?
El asunto es que podemos ser conscientes de este proceso de manera que podamos controlar las repuestas a los estímulos recibidos o podemos no ser conscientes del proceso y reaccionar de manera automática al estimulo, «y que salga el sol por Antequera».
Alguien hizo el símil de la mente consciente e inconsciente con un Ferrari Testarrosa. Donde la mente consciente es el piloto y la inconsciente el Ferrari. Es decir podemos usar a voluntad el increíble potencial de la mente inconsciente en nuestro favor y no en nuestra contra, que es lo que ocurre sino sabemos o no somos conscientes de como funcionan las cosas, en este caso nuestra mente. ¡Somos un piloto de formula 1 con un Ferrari!
Y todo este rollo del principio viene a colación de que podemos «programarnos» de manera que las cosas que queremos sentir, experimentar y vivir, nos sucedan y nos pasen en la «realidad».
La buena noticia es que somos dueños y señores de nosotros mismos. Podemos conformar nuestra propia experiencia. Es decir somos libres, no somos esclavos de nada ajeno a nosotros. Solo será así si decidimos creer que así sea. Pero ya hablaremos más adelante de eso que llamamos «creencias», de como se forman y como relacionarnos con ellas.
La mala noticia -si la hubiera- es que tenemos que aprender a usarla de manera efectiva.
Bueno, al fn y al cabo, ¿la mala no están mala , verdad?.
Continuará…..
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