Ayer mientras nos tomábamos unos ricos nachos, hablaba con César sobre la tan escurridiza suerte.
Creo que todos en un momento u otro nos hemos planteado de que depende. Por qué aparentemente unos parece que la tuvieran toda de cara y otros, toda de culo.(Ups, perdón)
Comentábamos sobre el conjunto de extrañas casualidades o sucesos que se habrían dado para que unos completos desconocidos que escribieron sobre este peculiar tema salieran del más profundo anonimato, y de golpe y porrazo se encontrasen con un gran y merecido reconocimiento, que parece que les cambió la vida radicalmente y seguro que para bien.
¿Que posibilidades tengo yo o tú, de escribir un libro y que este venda dos millones de ejemplares? ¿Que se hable de él en todas partes? ¿Que se traduzca a nosecuantos idiomas y nos abra mil puertas de oportunidades y bendiciones? ¿Cuantas cosas tienen que pasar para que esto suceda?
Son tantas que de antemano yo ya descarto que haya sido fruto de la casualidad o suerte, como más rabia te dé.
El otro día leí no se donde, que la evolución de la especie humana ha sido causa de tantas cosas extraordinarias que por lógica aplastante deberíamos rechazar de forma tajante que haya sido fruto de la casualidad. Pero si las cosas no pasan por casualidad y no son debidas a una suerte caprichosa y aleatoria sin razón aparente ninguna, ¿a que se debe entonces que unos la tengan buena y otros la tengan mala?.
Mira, yo creo que la suerte te la fabricas tú. Sin más.
Parto de la base de que los sucesos que nos acontecen no tienen un signo positivo o negativo en si mismos. Nosotros somos quienes les adjudicamos un signo u otro. El acontecer de un suceso tiene su causa en nosotros mismos. En nuestras creencias y expectativas. La mente es creadora y aquello en lo que piensa y cree es lo que crea y experimentas.
Una mente con la actitud positiva atraerá experiencias positivas y una mente con actitud negativa atraerá experiencias negativas y aunque atrajese por x circunstancias experiencias positivas no sabría que hacer con ella.
Una vez más, nuestras creencias lo conforman todo a nuestro alrededor. Si creemos en que las cosas están a nuestro favor así estarán y así las percibiremos. Si creemos lo contrario así será y así las percibiremos también.
Si crees que tu vida estará bañada por la buena suerte emitirás energía que atraerá a sus iguales y es eso lo que experimentaras. Si te quieres y te crees lo suficientemente bueno y con derecho a tener cosas buenas en la vida, las tendrás pero si no te quieres lo suficiente y no te crees merecedor de ellas , te esquivaran.
Todos somos lo suficientemente buenos «aunque no queramos creerlo» y todos tenemos derecho a las mejores cosas de la vida pero somos nosotros mismos quienes nos las negamos con nuestros erróneos pensamientos, miedos, falsas creencias y actitudes negativas.
Por el mero hecho de Ser y estar acá, en este mundo ilusorio, ya somos dueños y señores de nuestra propia suerte. Pero si creemos que no, significa que creemos en lo contrario, es decir, estaremos dejando nuestra vida a un azar sin control ninguno por nuestra parte, caprichoso y aleatorio. Nos estaremos desentendiendo del control de nuestras vidas.
Lo curioso del asunto es que todos, queramos o no vivimos según nuestro propio sistema de pensamiento y creencias y que es este sistema el que explica y fabrica las cosas que nos suceden. Y el centro de todo sistema de creencias está en lo que creemos que somos nosotros. El mundo no es otra cosa más que lo que nosotros creemos que es.
Esta demostrado científicamente que todo es energía. Los sentimientos son energía, el miedo es energía, el amor es energía, la duda es energía y la certeza también, nuestros pensamientos y creencias son energía que proyectan y fabrican a semejanza de si mismas. El amor crea amor, el miedo crea miedo, la duda crea incertidumbre y la certeza más certeza aun. La energía atrae a más energía del mismo signo. Por esta razón no me cansaré de decirte que mucho ojito con lo que piensas y en lo que crees, porque eso es lo que tendrás. Tu puedes pensar y creer a tu voluntad.
Una vez le pregunté a alguien: Oye, ¿como puedo hacer para tener buena suerte? y el me respondió: Teniéndola y dándola. Al principio no entendí y creí que se estaba quedando conmigo. Pero con el tiempo alcance a entender. Si no es tu voluntad tener buena suerte no la tendrás y no la expresarás. Si es tu voluntad, te darás cuenta que automáticamente es eso en lo que te transformas, lo que expresas y lo que vives.
La buena suerte no se gana. Depende de tu voluntad, simplemente de tu voluntad de tenerla de un signo u otro.
Tu quieres buena suerte, es tu derecho, tu herencia y tu decisión y tu voluntad y es lo que en verdad eres. Así decides creerlo. Las cosas como son ya son perfectas, son nuestros miedos quienes no saben apreciarlas. Son nuestras creencias las que fabrican cosas temibles, que son erróneas y falsas.
Si me creo un afortunado porque así lo decido creer, lo soy. Si me creo un desgraciado porque así lo decido creer, lo soy.
Volviendo al caso de los autores del libro que les cambió la vida. Daros cuenta de los cientos de cosas que tuvieron que pasar para que se convirtiese en best seller. Un editor apostó por ellos. Miles de personas compraron el libro y este gusto y se lo dijeron a otras miles de personas que también lo compraron. La editorial decidió imprimir más ejemplares y decidió apostar por distribuirlo a otros países en otros idiomas. Las empresas por alguna extraña razón empezaron a llamar a los autores para que diesen charlas motivadoras a sus empleados, les llamaban de aquí y de allá y una cosa trajo a la otra.
Ellos se limitaron a escribir un libro con un mensaje positivo y sencillo, de pocas páginas. Creyeron en él y lo pusieron en marcha y lo demás siguió su curso. Estoy convencido que ellos no se imaginaron llegar hasta donde han llegado pero hicieron todo lo que estaba en su mano y dejaron que el universo fluyese a su favor. Solo hay que leer sus libros para darse cuenta que es así como ellos piensan y creen. Y así es lo que ellos expresan y viven.
Nada es casualidad. La suerte no existe. Existe tu voluntad de vivir una vida feliz o desgraciada. Tan solo esto y nada más.
Deja que fluyan las cosas buenas de la vida -«la buena suerte»- hacia ti. No te interpongas. Confía en la bondad del Universo. No tengas más miedo y confía en Aquel que te creó. En Su Poder, Amor, Sabiduría y Bondad.
No hay nada ahí fuera que quiera hacernos daño, -todo lo contrario-, excepto nosotros mismos, con nuestros miedos, actitudes negativas y falsas creencias.
Que tu voluntad antes que nada sea ser perfecta felicidad. Y la vida y la suerte cambiará.
¿Por qué conformarnos con tan poco y malo pudiendo tenerlo todo y bueno?
Hay gente que piensa que la suerte hay que trabajársela, la buena se entiende, pero la suerte no se busca ni se encuentra, simplemente te viene… Puedes ser una persona ordenada, sana, responsable e inteligente, y venirte infortunios sin provocarlos, puedes tener un accidente y quedarte paralítico, que tú no te has buscado, puedes tener una enfermedad muy grave, como un cáncer, un corazón estropeado u otras patologías mortales, y no puedes hacer nada porque no has hecho nada malo para que te vengan, puede venirte un hijo discapacitado y tienes que cargar con ello sin poder evitarlo, dejándote tu tiempo, tu vida, tu salud y tu futuro… Como también puedes tener la suerte, de que te toque la lotería primitiva varios millones euros y disfrutarlo, pero la probabilidad de que te toque es tan pequeña que prácticamente es nula, una entre catorce millones de posibilidades… Así que lo normal es que tengas mala suerte, hay muchas más cosas malas que buenas que te puedan pasar, por.que la probabilidad de tener desgracias es muchísimo mayor que de tener buena fortuna… Por lo tanto, la fortuna no depende de ningún factor que podamos tener o hacer. Aunque nuestra concepcion de la suerte también depende de nuestra disposicion mental, porque si somos optimistas, tendremos tendencia a ver los sucesos de mala suerte como algo que no es tan horrible por muy duros que sean y pueden ser oportunidades para obtener otras cosas que pueden ser mejores, y asimismo ver los golpes de fortuna como una bendición, por eso el que es optimista a pesar de las calamidades tiene la percepción de que tiene mejor suerte que el pesimista.
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©
Todo esto es cierto pero creo que parte de la suerte o mala suerte viene determinada por el lugar en el que nacemos, el entorno que nos rodea.