:Últimamente he detectado que ha surgido en mi una necesidad muy fuerte de ponerme en contacto con la naturaleza. De entrar en comunión con mi ser interior a través de pasar tiempo al aire libre. ¡Me encanta estar rodeado de verde! Y es que posiblemente abrazar árboles da energía.
Cada vez más siento que nuestro verdadero ser, o al menos el mío se manifiesta y se comunica mejor rodeado de vegetación, al aire libre. Quizás pues este sea su hábitat natural ¿No crees?
En mi caso en particular creo que he pasado demasiado tiempo desconectado del «wifi de la naturaleza», debo volver a ella para recargar mi batería vital y poder volver a tener buena cobertura en mi relación conmigo mismo y con los demás. Ultimamente, recuerdo con muchísimo cariño unos maravillosos días que pase junto a mi mejor amigo realizando el Camino de Santiago y gran parte de ese cariño tuvo que ver no solo por la maravillosa compañía sino por la conexión que tuve en muchos momentos con la madre naturaleza. Pasa por mi cabeza volver en cuanto me sea posible.
Que la naturaleza sana es un hecho que los científicos se afanan desde hace tiempo en investigar. Lo cierto es que las posibilidades curativas o sanadoras de las plantas van mucho más allá de los complejos extractos que sacamos de ellas, sino que se manifiestan muchas veces por su mera presencia. En 1984 Roger Ulrich, doctor de un hospital de Estados Unidos, publicó un estudio interesantísimo acerca de este tema, dado que se dio cuenta que los pacientes que se recuperaban de operaciones quirúrgicas mientras contemplaban arboles desde su ventana recibían el alta antes – un día de media – y pedían menos calmantes para el dolor que aquellos que no tenían esa posibilidad de verlos.
Por otro lado Matthew Silverstone publicó un libro «Cegados por la ciencia» donde nos cuenta que los árboles pueden causar efectos muy positivos para la salud en casos como la depresión, aumentar la concentración y disminuir los niveles de estrés e incluso causar mejora en algunas enfermedades mentales. Asimismo también descubrió que estar un tiempo cerca de árboles e incluso abrazarlos disminuye los dolores de cabeza.
Todo es debido a las propiedades vibracionales de los árboles, que son las que repercuten positivamente en nuestra salud. Esto se produce pues vibran en distinta frecuencia a la nuestra y nos beneficia impregnarnos de su vibración.
Algunos Estudios en niños han mostrado una mejora fisiológica y psicológica significativa en su salud cuando están íntimamente relacionados con plantas y árboles y además desde el punto de vista relacional y académico los niños funcionan mejor y son más creativos en entornos verdes naturales.
La revista New Yorker publicó un artículo «Cómo nos calman los árboles» donde entre otras cosas recomendaba que “Si alguien te da a elegir entre 10.000 dólares o diez árboles, escoge los árboles”. Esta proposición lo basaban en un trabajo de investigación realizado en Toronto donde se decía que tener 10 árboles o más en el vecindario mejora la percepción de la salud, comparándola a disponer de esos 10.000 dólares extra para dedicarlos a esos menesteres.
La naturaleza nos ayuda a restaurar nuestro equilibrio. Es un potente catalizador de estados de bienestar. Si recuerdas momentos de tranquilidad, de paz en tu vida, estoy convencido que algunos de esos recuerdos tuvieron lugar en paseos por el bosque, por la montaña o pisando la arena de la playa y si te pregunto por esos instantes en los que dedicaste tiempo a pensar con calma, o por ese sitio donde irías a darle a la cabeza, a pensar con tranquillidad mientras das un paseo, estos lugares volverán a aparecer. Estoy seguro que ese ratito de conexión con la naturaleza te trajo algo más que buenas sensaciones y paz, subió por ti un escalón en tu bienestar corporal y mental.
Son muchas las culturas milenarias que creían que el árbol era parte central de la vida en la Tierra como por ejemplo en el Taoísmo. Los antiguos celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio, que sus caras podían visualizarse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose por el viento. También recuerda que Jesús estuvo en el Monte de los Olivos y Buda se iluminó debajo de una higuera.
Los árboles ayudan a contactar de forma íntima con el poder de la naturaleza y nos genera recursos para sanarnos. Además también nos relajan, nos fortalecen y recargan nuestra energía vital.
Cómo recordarás en este espacio hemos hablado acerca de los abrazos:
- El abrazo la mejor medicina para el alma y
- Hay abrazos más potentes que la comida ¿Quieres saber cuales?
Pues de ello quiero seguir hablandote, y además me gustaría hacerte una propuesta indecente:
¿Que te parece si nos convertimos en Abrazadores de Árboles?
Abrazarse a un árbol puede parecer una locura, pero lejos de serlo, tiene algo mágico, de comunión con la naturaleza. Se remonta a la noche de los tiempos y está relacionada con beneficios que proporciona interactuar con la Madre Naturaleza. Se trata de captar la energía de los árboles, del Universo ¡estoy seguro que ellos estarán encantados de compartirla contigo!.
Al revés que cuando en determinadas ocasiones entramos en contacto con personas que nos chupan la energía, cuando nos agarremos fuertemente a un árbol notaremos que siempre nos llena de fuerza. Nunca nos parecerá que nos descarga. Recuerda que son seres vivos, por lo que están llenos de energía al igual que nosotros. Y créeme, quieren compartirla contigo.
Y ahora te dirás ¿Cómo podemos hacerlo?, pues para ello te propongo este sencillo ejercicio:
- Camina entre los árboles y deja que tu intuición te elija uno por ti.
- Acércate, míralo y capta su energía, no lo analices.
- Tócalo con una mano al mismo tiempo que cierras los ojos. Reconoce su fuerza y su importancia en el entorno.. Capta si su energía es sanadora, o protectora y amorosa. Decide si es la que quieres. ¡Abrázalo!
- Vacía tu ruido interno, déjate llevar y escucha al árbol, lo que te dice. Con tranquilidad.
- Dale las gracias, y despídete mientras sigues tocando su tronco.
También puedes realizar este maravilloso ejercicio de recarga, siguiendo el mismo proceso pero pegando tu espalda al árbol, conectarás de esta forma también tu columna vertebral.
Y después de todo lo que te he contado ¿A qué esperamos? ¡Corramos a recargarnos!
¡Disfruta de un día lleno de energía!
Yo hice este ejercicio de abrazar un árbol en un bosque y sentí efectivamente una energía especial. Pruébalo!!!