En la película «Gladiator» clamaba su protagonista Máximus Decimus Meridius:
«Lo que hacemos en la vida tiene eco en la eternidad»
Quizás esta frase pueda parecer grandilocuente, pero de una forma u otra debemos reflexionar acerca de ella ¿te animas?
Han pasado por este mundo individuos que han dejado huellas dolorosas por donde pasaron, había que pasar a la posteridad a cualquier precio y ¡vaya si lo consiguieron!, pero ¿a qué precio? Todos tenemos nombres históricos y algunos más cercanos en nuestra cabeza, que nos gustaría olvidar… si, esta es una forma de hacerlo, pero no debe ser el estilo de un navegante en búsqueda del éxito feliz.
No se trata de conquistar continentes, sino ser auténticos en lo que hagamos. Todos tenemos la capacidad para realizar una aportación significativa a este mundo y quizás sea esta la forma de buscar nuestro propósito vital. Debemos trazarnos un plan.
Una forma de conseguir ese propósito vital es la de pensar como nos gustaría que fuésemos recordados. Stephen Covey en su libro los «7 habitos de la gente altamente efectiva» proponía un siniestro pero ilustrativo ejercicio que consiste en visualizar nuestro propio entierro, en el cual están invitados a hablar recordándote, un familiar, tú padre por ejemplo, un amigo intimo y un compañero de trabajo. Piensa que te gustaría que dijesen de ti, sin miedo, con sinceridad.
Lo que se intenta es recapacitar y ver cómo nos comportamos en la realidad y como nos gustaría actuar en realidad. Por ejemplo, como hijo actúas de una determinada forma, pero te gustaría realmente actuar de otra bien distinta.
Hay gente con un altísimo potencial dentro de sí que pasan por la vida «de puntillas», quizás porque no se lo han creído, por falta de autoconfianza, o porque no se han parado a pensar con tranquilidad que es lo que pueden aportar a la sociedad, por poco que sea.
No se trata de «construir catedrales» sino como alguien dijo,
«Los pequeños actos que se ejecutan son mejores que todos aquellos grandes que se plantean»
Hagas lo que hagas, debes hacerlo con el corazón, es la única manera de trasmitirlo, no podemos dejarnos llevar por las prisas, si sonríes al tendero cuando compras el pan, hazlo con sinceridad… no hagas regalos por compromiso, sino porque realmente lo sientes y te apetece…
Allá por donde vayas, vas dejando una huella, no es necesario que seas como Atila y que donde pises no vuelva a crecer la hierba para dejar de esta forma tu impronta, no señor, únicamente se tú, ese que te gustará ser recordado así. Pero sé tú, cuanto antes.
excelente!!!! soy joven solo tengo 19 … pero no quiero ser olvidado con el paso de los años!!! dejar un legado, huella que las personas sepan quien fui!! todas las noches antes de dormir solo me pongo a pensar que hacer y como hacerlo para ser una persona de bien recordada y que los hijos de los hijos de mis hijos sepan quien fui!!